A Barna, de vez en cuando, “se le va la mano” y provoca vertidos espectaculares como el de estos días, sobre el que Ura ya ha anunciado que estudia abrir expediente sancionador (no sería el primero). Pero, verter, vierte habitualmente, a pesar de que, según informaciones de la propia Ura, en 2010, cuando la depuradora de Lamiaran estaba aún en construcción, la empresa fue requerida para que dirigiese a ella sus residuos. En 2015, cuando la depuradora se puso en marcha, se repitió el requerimiento. Pero en vano.