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  • Nuevo retraso en el bidegorri Lezo-Donibane

    2022-10-17
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    Bidegorria-pintadakEl Departamento de Movilidad de la Diputación informó la semana pasada de que se están realizando una serie de “sondeos previos” a acometer el tramo que falta para acabar el bidegorri entre Lezo y Pasaia, tramo cuyas obras prevé iniciar “en los primeros meses de 2023”. Esto, que se nos pretende vender como “una excelente noticia”, es, en realidad, la constatación de un nuevo retraso, porque quiere decir que el bidegorri Lezo-Donibane tampoco en 2022 estará completo. A estas alturas del año, nos lo imaginábamos, pero ya es oficial.

    Redordemos que el tramo de este bidegorri más cercano a Lezo se terminó en 2017. Entonces, la Diputación informó de que los dos tramos restantes se ejecutarían en 2018. El segundo tramo no se ejecutó hasta 2019 y el tercero, el más cercano a Donibane y el más peligroso para ciclistas y peatones, sigue pendiente. En 2021, la Diputación lo presupuestó y, en octubre de aquel año, a falta de obras, anunció la licitación del proyecto, lo que hacía pensar que las obras podrían ejecutarse o al menos iniciarse en 2022. Un año después nos dice que empezarán “en los primeros meses de 2023”. Pues a ver si, esta vez, es verdad.

    La acumulación de retrasos en el bidegorri Lezo-Donibane no es más que un reflejo de lo que viene sucediendo con el Plan Territorial Sectorial de Vías Ciclistas de Gipuzkoa, aprobado por las Juntas Generales en junio de 2013 con la unanimidad de todos los grupos representados.

    El Plan programa (programó) la ejecución de los tramos pendientes de la Red Básica Foral de bidegorris en dos cuatrienios, 2013-2017 y 2017-2021. Sin embargo, concluidos ya esos plazos, un simple vistazo a la lista de bidegorris previstos permite constatar que son muchos, demasiados, los que están aún por terminar, como el Lezo-Donibane, y muchos más los que ni siquiera se han iniciado, entre ellos, el Errenteria-Gaintxurizketa o el Gaintxurizketa-Irun (Katea), por citar solo los que más afectan a las localidades de nuestro entorno.

    Mucho han de cambiar las cosas para que no tengan que pasar 15 o 20 años más para completar esa Red que, no por casualidad, se llama Red BÁSICA, y que se iba a completar en ocho.

    La pandemia, la crisis energética, la conciencia ante el cambio climático… han conferido a la movilidad ciclista y peatonal unas potencialidades que encuentran su mayor hándicap para desarrollarse en la carencia de infraestructuras adecuadas. Y así quedó constatado, una vez más, en las encuestas que, por encargo del propio Departamento de Movilidad, se realizaron en 2020 a técnicos de movilidad municipales, agencias comarcales, empresas y asociaciones relacionadas con la bicicleta. “Completar y mejorar las redes de infraestructuras de vías ciclistas y servicios interurbanos” fue una reivindicación que se repitió en boca de absolutamente todos.

    Pero la Diputación sigue con el freno echado.

    EGUZKI, octubre de 2022


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