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  • Eguzkik Donostialdea eta Bidasoa inguruko PTP-a auzitan jarri nahi du eredu jasangaitza delakoan

    2015-11-04
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    ptp DonostiEGUZKI cuestiona el Plan Territorial Parcial de Donostialdea-Bajo Bidasoa al entender que es reflejo de un modelo insostenible, basado en el hormigón.

    EGUZKI considera que la ordenación del territorio se está realizando de facto a través de proyectos que responden a intereses que desde luego nada tienen que ver con la sostenibilidad. El máximo exponente de ellos es el TAV, pero hay más, como la plataforma logística Lezo-Gaintxurizketa o la incineradora de Zubieta. En este contexto, documentos como este PTP vienen a cumplimentar formalmente los requisitos de la legislación en materia de OT, pero ordenar, lo que se dice ordenar, ordenan poco, y más bien se limitan a proporcionar un barniz de ordenación a todos esos proyectos.

    Reflejo de un modelo insostenible

    La crisis, lo reconocen los propios redactores del PTP, ha hecho que esta versión que se presenta ahora sea mucho más moderada que la anterior, que incluía proyectos como el Superpuerto de Jaizkibel, la ampliación del aeropuerto de Hondarribia o la prolongación del Segundo Cinturón hasta Irun, y que suscitó un notable rechazo, tanto por parte de entidades ciudadanas como de ayuntamientos. Pero no por ser más moderada (a la fuerza ahorcan) es menos insostenible. A continuación vamos a citar un dato global que proporciona el propio PTP y que nos parece suficientemente elocuente al respecto…

    La superficie total de los trece municipios incluidos en el Área Funcional Donostialdea-Bajo Bidasoa (desde Irun hasta Andoain, para entendernos) asciende a 376 km2, de los cuales 56, aproximadamente el 15%, están hoy artificializados, es decir, ocupados por barrios residenciales, industrias, vías de comunicación u otros equipamientos. El PTP estima que, de llevarse a cabo los proyectos que incluye, la superficie artificializada de aquí a 2030 alcanzará los 70,3 km2, lo que representa pasar del 15% al 19%, algo que considera “asumible”. Que el PTP considere “asumible” que en un periodo de apenas quince años pueda construirse nada menos que el equivalente a un cuarto largo de todo lo ya construido, en un área de por sí sumamente urbanizada como es Donostialdea, habla por sí solo de cómo entiende la sostenibilidad.

     Un barniz de ordenación

    ¿Exageramos cuando afirmamos que el PTP no hace sino añadir un barniz de ordenación formal? Veámoslo con un ejemplo…

    El valle del Urumea es un modelo palmario de lo que no debe ser una ordenación del territorio, de una ordenación del territorio que se produce de facto o, si se prefiere, de una no ordenación del territorio, que también es una forma de ordenarlo, claro.

    De manera más explícita que implícita, lo reconocen los propios redactores del PTP cuando afirman que “las planificaciones sectoriales se han impuesto hasta ahora con excesiva rotundidad y unilateralidad a la oportunidad de planificar con una estrategia de ordenación territorial más integrada y compleja” estos “2 km2 de valle amplio y relativamente desocupado” (*).

    Con esta formulación, los redactores del PTP se refieren a proyectos que se han ejecutado en los últimos años, como la Autovía del Urumea, el Segundo Cinturón o las obras del TAV, que están ya en marcha, pero también enumeran los que, incluidos en distintos planes sectoriales o municipales, están por venir: remodelación urbana en Loiola, operaciones de expansión residencial en Txomin y Antzita, reordenación urbana y del cauce fluvial en Sarrueta y Martutene, nuevo ensanche residencial entre Astigarraga y Ergobia, desarrollo de las vegas de Martindegi y Akarregi como zonas de nueva implantación de actividades económicas y operaciones de nuevo desarrollo residencial entre la Florida y Zinkuenea en Hernani, sin olvidarse de la penetración del TAV en Donostia, aún no resuelta, y del PAET (Puesto de Adelantamiento y Estacionamiento de Trenes), previsto en Astigarraga.

    Y los dan todos por buenos, sin cuestionar uno solo de ellos, a pesar de que reconocen que existen “tareas todavía no resueltas” (y tan básicas desde el punto de vista de la OT, añadimos nosotros) como “fijar el definitivo tratamiento hidráulico y paisajístico del río Urumea y sus vegas inundables”.

    En este contexto, el equipo redactor del PTP “echa a faltar un trabajo unificado de ordenación completa e integrada” y propone un Plan Especial de Ordenación Integrada del Corredor del Urumea. La necesidad de este Plan es obvia, pero, a estas alturas del partido, sobre todo cuando no se cuestiona ni uno solo de los proyectos previstos, ¿exageramos cuando decimos que el PTP no hace sino proporcionar un barniz de ordenación formal a un espacio “ordenado” de facto por acumulación de proyectos?

    Lo que está ocurriendo en el valle del Urumea es un ejemplo, palmario, pero solo un ejemplo, de una dinámica que afecta al conjunto del Área Funcional Donostialdea-Bajo Bidasoa.

    Conclusión

    El PTP no es para nada la madre de todos los proyectos desarrollistas e insostenibles. Al respecto, los propios redactores parecen querer acotar su “responsabilidad” cuando, en el Estudio de Evaluación Conjunta de Impacto Ambiental, advierten que “debe tenerse en cuenta que en muchos casos las propuestas del PTP (…) simplemente constituyen las imprescindibles pautas de coordinación y/o integración territorial de previsiones que ya se encuentran en marcha”.

    Pautas que a veces pueden ser tan elementales como el plan del Urumea que hemos citado, e incluso interesantes.

    Pero, claro, puesto que no cuestiona esas previsiones, ni en conjunto ni siquiera puntualmente, es inevitable, y volvemos al principio, que el PTP no sea sino un reflejo de un modelo insostenible al que se limita a proporcionar un barniz de ordenación.

     EGUZKI, noviembre de 2015

     

    (*) La afirmación de que el valle del Urumea está “relativamente desocupado” es, sin duda, muy desafortunada, pues permite deducir que las explotaciones agropecuarias o los retazos naturales que puedan quedar no “ocupan” el territorio, sino que se desarrollan en él solo de forma provisional, hasta que algún proyecto de asfalto y hormigón, sin duda más lucrativo, lo ocupe “de verdad”.


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