Entre las dos corridas de toros y la de rejones celebradas en Gasteiz durante las pasadas fiestas de la Blanca se dieron cita 6.156 personas (la suma de los tres días), muy por debajo de la capacidad total del Iradier Arena, que ronda las 7.900 localidades. Es decir, se cubrió un 25,97% del aforo.
Además, la empresa que gestiona esta instalación reconoce que sigue perdiendo dinero y se queja de que se le ataca por su empeño en ofrecer toros, que cada vez generan más rechazo. Normal que se queje, cuando está acostumbrada a que las instituciones, con o sin subvención, apoyen la llamada fiesta nacional con garantía de negocio y miren para otro lado ante la creciente repulsa ciudadana.
En todo caso, el alcalde, señor Urtaran, no puede ya mirar para otro lado, ni escudarse en que no le gusta prohibir, pues el Ayuntamiento debe decidir qué uso dar a esas instalaciones municipales teniendo en cuenta el sentir mayoritario de los gasteiztarras y buscar alternativas respetuosas, lúdicas y saludables en fiestas. Haberlas haylas.