El Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación de España ha provocado una galerna en nuestras costas con la aprobación del Real Decreto por el que se regula la pesca recreativa en aguas exteriores. Una vez más, la cuestión está en la regulación de la pesca. A diferencia de lo que ocurre con la caza, nuestra sociedad muestra poca sensibilidad hacia el daño generado al patrimonio natural por la pesca.
En la justificación de este decreto se señala que, debido al turismo, en España en los últimos años se ha producido un importante incremento de la flota pesquera recreativa que ha hecho que la normativa aprobada en 1999 quede obsoleta. Lo que dice el decreto para España es de gran utilidad para la costa vasca: no hay más que ver la cantidad y el tamaño de los puertos deportivos que se han construido en nuestras costas en las últimas décadas. Estos puertos se han llenado de embarcaciones de recreo que realizan una actividad diferente: deporte, turismo, pesca.
El número de permisos de pesca recreativa concedidos en diciembre del año pasado fue de 54.804 (1.702 de pesca submarina y 53.102 de superficie). Se sabe que la cantidad de pesca de cada licencia no es la misma y que probablemente unos pocos pescan mucho más que la mayoría. ¿Cuántos peces captura realmente esta actividad de ocio? ¿Este modelo de pesca es para autoconsumo o «negocio»? ¿Cómo afecta todo esto a la biodiversidad? ¡Cómo no va a estar justificada la nueva ley! Hace falta pedagogía para que las personas que se dedican a la pesca recreativa actúen de forma responsable.
Sin embargo, no están de acuerdo con que estas medidas vayan a perjudicar a los pescadores «no profesionales», especialmente afectados por la disminución de las posibilidades de pesca del besugo y del bonito. Dicen que las campañas anuales demuestran que el estado biológico de esta última especie es bueno, por lo que este Decreto no tiene base científica. Sin embargo, el informe publicado en 2017 por la Comisión de Pesca del Parlamento Europeo (Research for Pech Committee – Marine recreational and semi-subsistence Fishing – Its value and its impact on fish stocks (europa.eu)) sobre el impacto de la pesca recreativa en la economía costera, aunque no se dispone de datos suficientes, no se puede negar que la pesca recreativa influye en los ecosistemas costeros.
De hecho, no se fiscaliza el dinero que mueve la pesca recreativa que ejerce una clara competencia a los profesionales de la pesca artesanal. La pesca deportiva es una actividad que se mueve en el mercado negro, limitada a los puntos de venta al alcance de unos pocos. La pesca deportiva incontrolada, la pesca furtiva, también perjudica a la pesca deportiva. Para evitar regulaciones más estrictas, es imprescindible la concienciación de los pescadores deportivos.
Este artículo se ha escrito durante la pandemia, cuando los signos de crisis ecológica global son cada vez más claros. Los científicos nos están haciendo ver la 6ª extinción de la biodiversidad. Ninguna actividad que perjudique la vida silvestre puede ser admitida con la excusa de la falta de datos. De hecho, este argumento, el desconocimiento de los impactos ambientales, debería ser la principal razón para limitar actividades como la pesca, especialmente contando con recursos para medir dichos impactos, como el Instituto Oceanográfico Azti (uno de los autores del citado informe).
A la espera de medir los efectos de la pesca recreativa sobre los ecosistemas y la economía de nuestras costas, instamos al Gobierno a que, además de apoyar este Real Decreto, cree una legislación propia que regule la pesca recreativa en aguas interiores, y a las Diputaciones a que determinen los medios y procedimientos para su cumplimiento. La protección y conservación de la biodiversidad y del patrimonio natural es responsabilidad de la Administración.