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  • Día mundial de los humedales y la marisma de Aieri en Ondarroa

    2022-02-02
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    Aprovechando que el día 2 de febrero nos recuerda que es el día en que se firmó en 1971 en la ciudad de Ramsar (Irán) el día internacional de los humedales, queremos llamar la atención sobre estas zonas tan importantes para el planeta, pero tan degradadas, y se les dé la importancia que en realidad tienen.

    Como dato, cabe señalar que en este siglo han desaparecido el 75% de las dunas y playas del País Vasco. Nuestros humedales son víctimas de políticas desarrollistas, de la especulación brutal, de la contaminación y de la ignorancia.

    Por lo que queremos dar un paso más en nuestra labor de concienciación sobre el enorme valor de estos ecosistemas, y la importancia que tiene el recuperarlos. Más en concreto sobre nuestro humedal más cercano que son las marismas de Aieri.

    Los humedales costeros, al mezclarse el agua dulce y salada, no sólo son importantes por la riqueza de su biodiversidad, también son lugares de freza, cría y alimentación de numerosos organismos marinos, a la vez que proporcionan nutrientes y otros materiales diversos al mar. De ahí la importancia de su protección frente a los abusos de los “desarrollos” urbanísticos a los que están sometidos.

    La alternancia de las mareas en Aieri deja periódicamente al descubierto limos ricos en gusanos, moluscos y crustáceos. Las aves limícolas, como el Ostrero Euroasiático, Correlimos Común y el Zarapito Real, utilizan sus especializados picos para alimentarse de ellos.

    A pesar de sus reducidas dimensiones, en Aieri se conservan y protegen diversas plantas y animales característicos de las marismas vascas. En cuanto a las plantas, se pueden encontrar Aster tripolium, Juncus maritimus o Elymus pycnanthus; y la más curiosa Salicornia obscura. Esta planta, teniendo en cuenta los territorios de Bizkaia, Gipuzkoa y Álava, se localiza exclusivamente en las marismas de Txingudi.

    Varios animales característicos de las zonas húmedas también han elegido Aieri como lugar de residencia. Mención especial merece el visón europeo. Siendo una especie a extinguir a nivel mundial, está catalogada en el Catálogo Vasco de Especies Amenazadas. De “momento” también se puede encontrar el tejón, el ruiseñor, el cormorán moñudo, la garza y otros tantos animales.

    Aunque el humedal de Aieri no está incluido en el Listado General de Humedales de Importancia Internacional, es importante, y por lo tanto su conservación. En este sentido, está integrado en la Red ecológica europea Natura 2000. Según la misma, está incluido en la lista de Zonas Especiales de Vigilancia y en la lista de Zonas de Especial Protección.

    Todavía hay cosas que hacer para llegar a la gente. Es de destacar que aunque hoy en día  no exista mucha concienciación, antes no había ninguna. De ahí la importancia de que las instituciones se impliquen en divulgar estos valores ecológicos que en general se desconocen.

    En estos días de emergencia climática, cambio climático,…queremos también destacar  el valor que tienen los humedales costeros para hacer frente a estos cambios.

    Para finales de este siglo, el nivel del mar en nuestra costa podría subir entre 29 y 49 centímetros, “medio metro”, en el caso más pesimista.

    La mayor parte de la costa vasca es acantilada y, por tanto, la convierte en una línea de defensa frente a la subida del nivel del mar. Pero la mayor parte de la población costera se encuentra en los estuarios, como en Ondarroa, en las zonas topográficamente más bajas, es decir, en las zonas de mayor riesgo de inundación. Otro tanto ocurriría con la playa de Arrigorri, que podría perderse hasta el 40% de su anchura actual.

    En estos estuarios podría aplicarse una regeneración natural que frenara este aumento del nivel del mar, aprovechando marismas y dunas, llegando a actuar como muro de contención. Asimismo, como medida de adaptación natural a este riesgo y, además, con una rápida respuesta. Los humedales son también importantes depósitos de carbono (sumideros). Pueden representar hasta el 40% del carbono terrestre mundial.

    Por todo ello, el humedal de Aieri es nuestro mejor aliado y permite evitar futuras “catástrofes naturales”. De hecho, mantiene intensas precipitaciones, evita inundaciones río abajo, almacena el agua en el suelo o la retiene en la superficie, e incluso la vegetación puede cumplir la función de reducir la velocidad de circulación de las aguas en crecidas.

    Además, las marismas participan en la reserva de la vida de los bosques y están directamente relacionados con su biodiversidad. Esto nos ofrece la posibilidad de un ocio y un turismo sostenible. Y así cuidamos un tesoro que también tiene un gran valor desde el punto de vista cultural, de costumbres y paisajístico.

    La protección del medio ambiente no debe basarse únicamente en planteamientos románticos o como una cuestión de expertos y especialistas. Gestionando bien el medio ambiente podríamos conseguir el bienestar de los ciudadanos y, este sentimiento, como todos sabemos, no se computa en euros.

    Por lo tanto, es muy importante realizar un esfuerzo para recuperar la marisma de Aieri en Ondarroa, clasificada en el Catálogo de Zonas Húmedas del Gobierno Vasco.

    La protección y recuperación consiste en la transformación de una zona no húmeda en zona húmeda destacando las funciones propias del humedal y de las que se han reducido o perdido, contribuyendo a su reactivación.

    La recuperación de la marisma permite desarrollar acciones para la educación de niños y jóvenes, ya sea plantando árboles (p.e.: acciones como el día del árbol), identificando especies o, lo que es más importante, ayudando a entender la importancia de las marismas y humedales en nuestro caso, en el ciclo de los ecosistemas.

    En 2012, tras una larga lucha, se consiguió paralizar el proyecto de construcción de 480 viviendas en la zona y lo celebramos en su momento.

    Pero no podemos quedarnos en eso, después de unos años ha llegado la hora de recuperar estas marismas.

    La extensión actual de la marisma de Aieri es tan pequeña que en realidad no es suficiente para mantener un ecosistema en muy buenas condiciones. Por lo tanto, la primera tarea es conseguir un terreno más grande para poner en marcha el plan de recuperación.

    Conociendo la experiencia de planes de recuperación que se han desarrollado ahora en el mundo, lo que podemos decir claramente es que en dos años no conseguiremos recuperar la marisma, pero sí poner en marcha el proceso de recuperación y conseguir así una marisma más estable y mejor año tras año.

     


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