Ha fallecido el usurbildarra Manu Aranburu, un histórico o, mejor, un clásico del movimiento antinuclear y ecologista en Euskal Herria. Es verdad que prácticamente no hubo ámbito de lucha que le fuera ajeno, desde el sindicalismo a la memoria histórica, pero la imagen del sol sonriente en el pecho, prendida de su txapela o en una bandera ondeando al viento lo caracterizó siempre.
Lo conocimos en los Comités Antinucleares, desde donde se incorporó a Eguzki.
Cuando en 1986 se produjo el desastre de Chernobil, formó parte de una misión popular internacional que visitó la central para concoer la realidad in situ. De allí trajo información de primera mano que difundimos con profusión en una Euskal Herria en la que la amenaza nuclear seguía presente, porque sobre la central de Lemoiz pesaba una moratoria, pero la de Garoña estaba entonces a pleno rendimiento. Quiso traer también una campana, para colocarla en Urgull y hacerla sonar todos los años con ocasión del aniversario, pero no pudo ser. Sí consiguió, en cambio, una estupenda exposición sobre las consecuencias de la radiación que hicimos circular por pueblos y barrios.
A Manu le preocupaban los grandes males que aquejan al planeta, pero también cómo se reflejaban en su entorno más inmediato, por ejemplo (o quizá muy especialmente), en el Oria. Lo recordamos en un debate público sobre las carencias de la red de saneamiento con la entonces alcaldesa de Lasarte-Oria o, mucho más recientemente, denunciando la contrucción de una torre de 18 plantas junto al río sin la preceptiva autorización de Ura, o la situación absolutamente irregular del embalse de Michelin en Abalotz. Lo recordamos también preocupado y ocupado con la contaminación de Ingemar, Ucin, Luzuriaga y, por supuesto, con la de la incineradora. De hecho, su penúltimo mensaje fue para disculparse por no estar en condiciones de acudir a la visita/denuncia que hace unos días tuvo lugar a Arkaitzerreka.
Porque Manu ha estado ahí hasta el final, aportando, siempre aportando, incluso en situaciones en las que poco o nada cabía esperar. Por ejemplo, cuando el Ayuntamiento de Donostia decidió colocarlo “donde menos molestara” y lo “desterró” a Urgull, le hicieron falta apenas unas semanas para armar un documentado informe sobre la dejadez en que se encontraba el monte. Este era Manu, alguien para quien no había barricada, por pequeña que fuera, que no mereciese la pena defender.
Ya sabemos que os habéis quedado con la mosca cuando hemos dicho que su penúltimo mensaje tenía que ver con Arkaitzerreka. Seguro que os habéis preguntado: “¿Y el último?”. Pues el último ha sido un vídeo con las olas del Cantábrico asaltando el Paseo Nuevo. Y no nos pidáis que lo expliquemos, pero tenemos la sensación de que esa imagen tiene algo que ver con lo que ha sido Manu, un tipo incombustible hasta el final.
Egun handira arte, kamarada.
EGUZKI, 2022ko azaroaren 25ean
Bihoakie etxekoei eta gertuenekoei Eguzkikoon dolurik sentituena. Azken agurra bihar larunbatean eskainiko zaio, 12etan, Usurbilgo tanatorioan.