Eguzki reivindica la restauración de las marismas de Aieri en el Día Internacional de los Humedales
2025-02-05
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Este pasado domingo, como cada dos de febrero, “celebramos”, por decir algo, el Día Internacional de los Humedales. Por suerte en Ondarroa tenemos uno, al que denominamos como Marismas de Aieri. La pena es que se trata de uno de los humedales costeros de Euskal Herria más degradados.
Como ecologistas, es motivo de más para que nos acordemos del tema frecuentemente sin necesidad de que nos lo recuerde un día internacional, ya que debe seguir siendo un día de reindivicación. No de lo que supone Aieri en la actualidad, sino de lo que antiguamente fue y de su pontencialidad a corto plazo.
En esta ocasión no vamos a destacar la importancia que tiene Aieri a nivel de biodiversidad vegetal, de anfibios o aves. Ni de que se trata de una Zona de Especial Proteccion a nivel europeo, ni de la protección del visón europeo, etc etc. Hoy queremos destacar la función de las marismas a la hora de hacer frente a las consecuencias del cambio climático.
Y decimos a corto plazo porque tiene que ser sí o sí. No porque lo digamos nosotras, lo dicen los estudios científicos, que estiman que a finales de este siglo el nivel del mar podría superar el medio metro. Y para ello el humedal de Aieri es nuestro mejor aliado ya que permite evitar inundaciones o por lo menos mitigarlas, almacena agua en el suelo y reduce la velocidad de la corriente, llegando a actuar como muro de contención. Asimismo, como medida de adaptación natural a este riesgo y, además, con una rápida respuesta.
Aieri, como el resto de humedales, son también importantes depósitos de carbono (sumideros), pudiendo representar hasta el 40% del carbono terrestre mundial. Emisiones que tienen un impacto significativo en nuestro planeta, causando aumento de la temperatura global, derretimiento de los glaciares, acidificación de los océanos y eventos climáticos extremos cada vez más frecuentes. Véase la DANA que devastó Valencia y otras regiones el pasado 29 de octubre.
La mayor parte de la costa vasca es acantilada y, por tanto, la convierte en una línea de defensa frente a la subida del nivel del mar. Pero la mayor parte de la población costera se encuentra en los estuarios, como en Ondarroa, en las zonas topográficamente más bajas, es decir, en las zonas de mayor riesgo de inundación. Otro tanto ocurriría con la playa de Arrigorri, que podría perderse hasta el 40% de su anchura actual.
La urgencia es evidente, en nuestra opinión, de igual manera que el Gobierno Vasco ha realizado las obras de refuerce del dique del puerto con el fin de hacer frente al reto del cambio climático incluido en el marco del plan Life Ip Urban Klima 2050 colocando 1108 bloques de hormigón, habría que mirar también aguas arriba del Artibai haciendo otro tipo de inversiones, por ejemplo en Aieri.
En estas obras del puerto se han invertido 5´4 millones de euros, mientras en Aieri, en estos momentos no está prevista ninguna inversión por parte de ninguna institución.
La protección del medio ambiente no debe basarse únicamente en planteamientos románticos o como una cuestión de expertos y especialistas. Gestionando bien el medio ambiente podríamos conseguir el bienestar de los ciudadanos y, este sentimiento, como todos sabemos, no se computa en euros. Por ello todos los euros que se “gastasen” en Aieri no lo consideramos como un gasto, sino como una inversión. Una inversión de futuro que no tardaría en dar sus frutos.