Gladys Gogoan y Eguzki hemos organizado, un año más, un acto de recuerdo y homenaje a Gladys del Estal, que tendrá lugar este domingo, 1 de junio, en Gladys Enea.
Han transcurrido ya 46 años desde que, el 3 de junio de 1979, el guardia civil José Martínez Salas mató a la ecologista donostiarra Gladys del Estal de un tiro en la cabeza, en Tudela, durante la represión de una movilización contra las centrales nucleares y el campo de tiro militar de las Bardenas.
La cita, una vez más, es doble: a las 11:30 en el Bulevar, para acudir en bici al parque, y a las 12 en la puerta del propio parque. Desde allí subiremos en romería hasta el monolito de Gladys, donde tendrá lugar el acto, en el que no faltarán aurresku, flores y canciones.
GERRARIK EZ!
Lo hemos dicho muchas veces, pero no nos cuesta nada repetirlo: recordamos a Gladys porque fue nuestra amiga, porque fue “una de las nuestras” y porque aquel crimen, que quedó impune, no se puede olvidar; pero la recordamos también porque las razones que la llevaron a Tudela aquel fatídico día siguen estando en vigor; además, más que nunca, si es ello posible. Por eso, en el homenaje siempre hacemos un hueco para hablar de la situación actual. Y no hay tema más de actualidad que la guerra. Por eso este año hemos añadido al cartel el lema GERRARIK EZ! y hemos invitado a tomar la palabra a Iñaki Otamendi, miembro de Bake-Ekintza Antimilitarista de la Delegación Vasca del del Centre Delàs d’Estudis per la Pau, entre cuyas principales líneas de trabajo se encuentran el comercio de armas, la financiación de la industria armamentista y el gasto militar. Nos ha parecido especialmente pertinente en un momento en el que, mientras se mira para otro lado ante el genocidio de Gaza, se nos pretende convencer de que es preciso incrementar de forma exorbitante el presupuesto militar, y no solo eso, sino que se puede hacer sin que las partidas sociales se resientan. Algo que desde organizaciones empresariales e incluso desde el propio Gobierno Vasco se considera sin tapujos como una “ocasión excelente” para la industria.
Esto que vamos a decir a continuación también lo hemos contado muchas veces, pero nos parece igualmente pertinente recordarlo en estos tiempos que corren, en los que un día sí y otro también escuchamos apologías de la energía nuclear, incluso como energía “verde” o “sostenible”. En marzo de 1979 se produjo el accidente de la central de Harrisburg, un accidente de esos que decían que era imposible, antecedente de los de Chernóbil y Fukushima. Como respuesta, organizaciones ecologistas y antinucleares de todo el mundo se dieron cita en Ginebra y acordaron celebrar en junio de aquel mismo año, coincidiendo con el Día del Medio Ambiente, una jornada internacional contra la energía atómica, tanto de uso civil como militar. Los Comités Antinucleares de Euskadi decidieron hacerlo en Tudela, donde, además de existir un proyecto de central nuclear junto al Ebro, estaba y sigue estando el polígono de tiro de las Bardenas, lo que encajaba plenamente con el doble objetivo civil/militar de la jornada. Por eso estaba Gladys en Tudela el día que la mataron.
46 años después, con Gladys en el recuerdo, seguimos diciendo, tan sencilla como firmemente: