El consejero de Transportes, Iñaki Arriola, y el diputado de Sostenibilidad, José Ignacio Asensio, han presentado UNA VEZ MÁS el proyecto del tramo de bidegorri entre Iraeta y Narrondo que permitirá completar la vía verde del antiguo ferrocarril del Urola. Y, UNA VEZ MÁS, lo han hecho sin el menor atisbo de autocrítica, sin dar la más mínima explicación por los continuos retrasos.

Estos días ha sido noticia el acuerdo entre el PSOE y ERC para la transferencia “integral” de las líneas de cercanías de Renfe en Catalunya a la Generalitat. En ese contexto, hemos sabido que el año pasado, en esas líneas, hubo retrasos graves cuatro de cada cinco días. Desconozco cuáles son las estadísticas de la línea Irun-Brinkola en Gipuzkoa, pero, como usuaria habitual, puedo afirmar sin ninguna duda que las incidencias de todo tipo son el pan nuestro de cada día. He aquí unas cuantas…

La Diputación ha aprobado el proyecto del tramo pendiente del bidegorri Lezo-Donibane y lo primero que nos viene a la cabeza es decir POR FIN, pues estaba anunciado nada menos que para 2018. Y todavía hay que construirlo, luego el retraso acumulado, si las cosas no se tuercen, terminará rondando los seis años. Para aplaudir, desde luego, no es.

Eguzki ha solicitado a la Diputación de Gipuzkoa que amplíe la anchura prevista del bidegorri Errekalde-Galarreta, cuyo proyecto se encuentra en exposición pública. El proyecto, que afecta a los términos municipales de Donostia y Hernani, prevé la construcción de un bidegorri de doble dirección compartido entre ciclistas y peatones con una anchura de 3 metros. Sin embargo, tanto el Plan de Vías Ciclistas de Gipuzkoa como el Manual de Vías Ciclistas de Gipuzkoa establece que la anchura para un bidegorri de esas características ha de ser de 4 metros. Pero, ojo, que 3 metros es la anchura tipo del bidegorri proyectado, porque en algunos puntos se estrecha hasta los 1,80 metros. Los conflictos entre ciclistas y peatones están, por tanto, garantizados.

El concejal de Cultura del Ayuntamiento de Donostia, Jon Insausti, ha dado a conocer las líneas generales de Chillida Bidea, una ruta peatonal y ciclista que, con ocasión del Año Chillida (2024), se pretende que una el Peine del Viento con Chillida Leku. En realidad, esta ruta ya existe, salvo en su tramo final, pues Chillida Leku carece de acceso peatonal y ciclista, lo que el proyecto pretende solventar negociando con el Ministerio de Defensa que permita el paso a través de los terrenos de la yeguada militar de Lore Toki. La verdad es que esta es la única novedad que incorpora la ruta y, aunque no se diga explícitamente, lo hace porque el proyecto de bidegorri entre Errekalde y Galarreta, llamado a solucionar, entre otros problemas, la accesibilidad peatonal y ciclista a Chillida Leku, sigue acumulando retrasos.

Recientemente nuestro colectivo, el grupo antinuclear y ecologista Eguzki, hacia pública una nota de prensa en relación con la noticia sobre el tramo del eje del Bidegorri que une Orereta/Errenteria con Irún que se ofrecía desde la Diputación. Nuestra conclusión era muy clara, con esa noticia solo se pretendía vender humo, pues con los continuos incumplimientos del Plan de Vías Ciclistas aprobado por unanimidad en las Juntas Generales allá por 2013, la decisión de la Diputación de iniciar un estudio sobre ese trazado no puede considerarse ni como un logro, ni como una muestra del compromiso de la Diputación con la movilidad sostenible. Añadir que, en relación con esa noticia, colectivos específicos de la bicicleta han coincidido con nuestra valoración y exigen a la administración medidas más ambiciosas.

Estos días ha sido noticia que el Consejo de Ministros ha autorizado la firma del convenio con el Gobierno Vasco y la Diputación de Gipuzkoa para financiar y construir el Intercambiador de Riberas de Loiola, que permitirá el trasbordo entre usuarios del Topo (y, en general, Eusko Tren) y la línea de cercanías Irun-Brinkola de Renfe. Todas las partes han loado las virtudes de este proyecto y, sí, es, sin duda, un proyecto con muchas virtudes. Pero, entonces, ¿por qué lleva un cuarto de siglo dando vueltas sin que las obras hayan comenzado?

El movimiento anti TAV de Euskal Herria, tanto en Iparralde como en Hegoalde, tras treinta años de lucha, quiere reafirmar su compromiso hasta conseguir la paralización definitiva del proyecto más destructor, despilfarrador y antisocial de la historia de Euskal Herria. Para ello, hace un llamamiento a todas las personas y colectivos sociales y sindicales de Euskal Herria a participar en el acto que se celebrara este sábado, 15 de abril, a las 11 de la mañana, frente al ayuntamiento de Biriatu. Ojo, que la convocatoria en Biriatu es a las 11, pero previamente, a las 10, hay otra en el puente de Behobia, desde donde las personas congregadas irán andando al acto.

La Diputación difundió el lunes un comunicado en el que informa de que en las dos últimas semanas el Consejo Foral y las Juntas Generales han aprobado el convenio con Eusko Trenbide Sarea que permitirá construir el bidegorri entre Narrondo e Iraeta, de modo que ya estamos “mucho más cerca” –puede leerse en el texto– de ver completado el trazado de la Vía Verde del Urola entre Zumaia y Zumarraga. Ni un ápice de autocrítica. Ni siquiera una explicación. De nuevo, progaganda. “Esto marcha”, vienen a decirnos, incluso en un caso tan escandaloso como este. ¿Que por qué cabría esperar alguna autocrítica o una explicación? Porque el 24 de febrero del año pasado el consejero de Transportes, Iñaki Arriola, y la diputada de Movilidad, Rafaela Romero, escenificaron el acuerdo en la antigua estación de tren de Iraeta y anunciaron que las obras se iniciarían “a principios de 2023”.

Eguzki reaccionó el lunes ante la presentación, por parte del Departamento de Movilidad de la Diputación, del estudio sobre el bidegorri Errenteria-Irun y hoy os animamos a leer, por su interés, el comunicado que, al respecto, han difundido conjuntamente las asociaciones de ciclistas urbanos Balazta, Gurpilartea y Kalapie.

La diputada de Movilidad, Rafaela Romero, sigue empeñada en vender como “logros” lo que no son sino ejemplos palmarios de hasta qué punto la Diputación ha incumplido y sigue incumpliendo el Plan de Vías Ciclistas de Gipuzkoa. La semana pasada fue el turno del estudio informativo del bidegorri Errenteria-Irun, que presentó como “muestra de nuestro compromiso con la movilidad sostenible y ecológica”. Una vez más, recurrió a la propaganda para soslayar el hecho cierto de que la Red Básica Foral de bidegorris, que debería estar prácticamente terminada, avanza a velocidad de caracol y hace mucho ya que está fuera de cualquier retraso razonable. Veámoslo…

La diputada de Movilidad, Rafaela Romero, ha indicado que el Gobierno Vasco ha solicitado que se eviten las obras al paso del Tour de Francia y, en consecuencia, las del tramo pendiente del bidegorri Lezo-Donibane no se iniciarán en abril, sino en julio. El Tour se convierte así en excusa para una nueva demora en unas obras que acumulan ya cinco años de retraso. CINCO AÑOS.

La Plataforma de Afectados por el Proyecto C-II de Andoain convoca una asamblea ciudadana el sábado 21 de enero a las 12:00 horas en el Bastero. En él se presentará un decálogo, cuyo fin, respetando los intereses de las personas por encima de las intenciones que la Diputación pretende imponer, es sentar las bases para definir e impulsar un proyecto ambientalmente sostenible para las carreteras N-1 y A-15 en el municipio de Andoain, dando solución a los problemas actuales (ruido, contaminación atmosférica, etc.).

Estamos en pleno diciembre, a punto de concluir 2022 y, a pesar de lo anunciado por la Diputación, sigue sin haber rastro del bidegorri Errekalde-Hernani (Galarreta), ni siquiera de su tramo Errekalde-Chillida Leku. En todo caso, no es más que un nuevo retraso, uno más, de los que acumula la Red Básica de bidegorris. Una Red que debería estar prácticamente terminada y, sin embargo, tal y como hemos denunciado reiteradamente, avanza a velocidad de caracol y hace mucho ya que está fuera de cualquier demora razonable.

Las obras de adaptación de la estación de Donostia al TAV no han terminado a tiempo y han provocado un parón en el servicio que, sin previo aviso, ha dejado a miles de usuarios sin opciones de transporte. El caos se ha trasladado, lógicamente, a los autobuses. Esto es lo que pasa, que se da prioridad a infraestructuras no necesarias y se olvidan de lo más básico.