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  • La Diputación trata de vender como “logro” el estudio sobre el bidegorri Errenteria-Irun, que no es sino una muestra más de hasta qué punto ha incumplido el Plan de Vías Ciclistas

    2023-03-27
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    Este indicador se halla en el alto de Gaintxurizketa. A su lado, no hay un solo metro de bidegorri, ni en dirección a Irun ni en dirección a Errenteria. Pero lleva allí años. Un ejemplo de que se pone el carro (la propaganda) antes que los bueyes.

    Este indicador se halla en el alto de Gaintxurizketa. A su lado, no hay un solo metro de bidegorri, ni en dirección a Irun ni en dirección a Errenteria. Pero lleva allí años. Un ejemplo de que se pone el carro (la propaganda) antes que los bueyes.

    La diputada de Movilidad, Rafaela Romero, sigue empeñada en vender como “logros” lo que no son sino ejemplos palmarios de hasta qué punto la Diputación ha incumplido y sigue incumpliendo el Plan de Vías Ciclistas de Gipuzkoa.

    La semana pasada fue el turno del estudio informativo del bidegorri Errenteria-Irun, que presentó como “muestra de nuestro compromiso con la movilidad sostenible y ecológica”. Una vez más, recurrió a la propaganda para soslayar el hecho cierto de que la Red Básica Foral de bidegorris, que debería estar prácticamente terminada, avanza a velocidad de caracol y hace mucho ya que está fuera de cualquier retraso razonable. Veámoslo…

    El Plan Territorial Sectorial de Vías Ciclistas de Gipuzkoa, aprobado por las Juntas Generales en junio de 2013 con la unanimidad de todos los grupos representados, preveía que este bidegorri entre Erreteria e Irun estuviese en servicio en 2021. Estamos en 2023, y no solo no ha entrado en servicio, sino que ni siquiera contamos con un proyecto, solo con el estudio previo, que es lo que acaba de presentar la diputada. Un estudio que, de momento, nos dice que serán precisos 6 años para construir el bidegorri. De modo que una infraestructura que, según el Plan, debía haber estado en servicio en 2021 no lo estará, como mínimo, hasta 2029. Y eso siendo muy, muy optimistas, en vista de que los bidegorris de Gipuzkoa acumulan retrasos sin cuento. Baste pensar, por poner un ejemplo de nuestro propio eskualde, que la construcción del tramo final del Lezo-Donibane se anunció para 2018; sin embargo, cinco años después, vamos a terminar otra legislatura sin que ni siquiera se hayan empezado las obras. Y ese tramo apenas tiene 270 metros; nada que ver con los 10 kilómetros del Errenteria-Irun.

    Un simple vistazo a la lista de bidegorris previstos en el Plan Territorial permite constatar que son muchos, demasiados, los que deberían estar ya en servicio y, sin embargo, siguen sin terminar o ni siquiera se han iniciado, como el Usurbil (Txikierdi)-Santuene, Usurbil-Orio, Narrondo-Zestoa, Mutriku-Saturraran, Errekalde-Galarreta, Urnieta-Andoain, Andoain-Villabona, Ordizia-Zaldibia, Mendaro-Elgoibar, Bergara-Antzuola… Y advertimos que esta lista no es ni mucho menos exhaustiva. De seguir así, harán falta no menos de 15 o 20 años más para terminar esta red BÁSICA –así la calificaron–, que se iba a ejecutar en ocho. Y es posible que nos estemos quedando cortos.

    A la luz de estos datos, creemos que queda claro que este estudio no es precisamente un “logro” ni tampoco “muestra del compromiso de la Diputación con la movilidad sostenible”, sino una nueva evidencia de hasta qué punto ha incumplido y sigue incumpliendo el Plan Territorial de Vías Ciclistas de Gipuzkoa.

    EGUZKI, marzo de 2023


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