Las obras para desencajonar la regata de Errekatxulo ya han comenzado.

La restauración ambiental de los ríos es necesaria, pero lo imprescindible es no seguir artificializándolos. Esta verdad de Pero Grullo viene a cuento de que Ura, en colaboración con el Ayuntamiento de Donostia y con fondos europeos, ha iniciado obras para naturalizar un pequeño tramo de 80 metros del arroyo Belartza o, como lo llaman los vecinos, Errekatxulo.

¿Y vais a protestar también porque se naturaliza un tramo de río, por pequeño que sea? No, claro que no, ¿cómo vamos a protestar por eso si llevamos décadas reivindicando que los ríos son algo más que canales para transportar agua? De hecho, una de las virtudes que vemos a este proyecto es que pone en evidencia que hasta los casos más extremos, como este, son susceptibles de mejorar mucho ambientalmente. Y decimos que este es un caso extremo porque, en el tramo afectado, la regata circula por un cajón rectilíneo de apenas un metro de ancho y gran pendiente. Después –y así seguirá también una vez concluido el proyecto– se sumerge en el asfalto durante varios cientos de metros y no reaparece hasta Lore Toki.

Lo que nos llama la atención es que se invierta en naturalizar este tramo y, al mismo tiempo, monte arriba, donde sí que existe una riqueza natural importante, el Ayuntamiento se empeñe en promover el polígono de Belartza II, que, de seguir adelante, quizá no afecte tanto a Errekatxulo, pero destruirá completamente la cabecera de la otra regata de Belartza, la regata de Hirubide, que discurre a apenas unos metros. Esta evidencia hace que el proyecto de naturalización de un pequeño tramo de Errekatxulo, al que, ya decimos, nosotros no le quitamos valor, pueda aparecer, sin embargo, como algo puramente cosmético.

Volvemos al principio: la restauración ambiental de los ríos es necesaria, pero lo imprescindible es no seguir artificializándolos.

Eguzki, abril de 2019

Dos imágenes más de las obras de Errekatxulo.