Peter Fink, arquitecto paisajístico, ha estado en Zestoa, ofreciendo charlas sobre el proyecto de Osinbeltz. Según sus palabras, los y las zestoarras viven «un momento emocionante».
Peter Fink, arquitecto paisajístico y diseñador medioambiental experimentado, utiliza una serie de metáforas a la hora de hablar del tema de Osinbeltz. «Esto es como el fútbol, cada uno está en su equipo, y dará lo que pueda para poder ganar. Por esa razón es importante que haya un buen árbitro. Hay mucho en juego, y de aquí a noviembre la gente de Zestoa tendrá oportunidad de conocer todas las reglas. Entonces es cuando decidirán si este es su partido o no lo es», opina el artista.
Fink cree firmemente en los procesos participativos, y por eso le parece tan «emocionante» encontrarse en este momento en Zestoa. El experto pasó una semana en la localidad, invitado por el Consorcio de Residuos de Gipuzkoa, y muchos vecinos han tenido la oportunidad de conversar con él. En Zestoa se siente «cómodo», y piensa que el País Vasco es un lugar con un fuerte «arraigo cultural»
El arquitecto trabajó con ahínco en Londres (Reino Unido) en un proyecto similar al proceso participativo de Osinbeltz, y lo menciona una y otra vez al hablar del caso de Zestoa. El proyecto del Reino Unido se llama Northala Fields Urban Park. A partir de las ruinas del estadio de Wembley crearon un parque público, teniendo en cuenta la opinión de la ciudadanía.
De cara a los vecinos y vecinas de Zestoa, el experto manifiesta que la oportunidad que tienen de dar su opinión sobre la cantera de Osinbeltz es una experiencia que sólo se les presentará una vez en la vida: «Pueden mejorar su vida, y está en sus manos; porque, realmente, el proyecto deja la responsabilidad en manos de la ciudadanía». Pero Fink tiene muy claro que el proceso no se puede ver como «algo político», sino como una «experiencia personal».
El Guggenheim de Zestoa
El arquitecto paisajístico ha comparado Osinbeltz con el museo Guggenheim. Efectivamente, «puede ser el lugar que relate la historia de Zestoa». Según su opinión, Guggenheim dio su nombre al País Vasco, pero el museo propiamente no refleja la «esencia» del país. Piensa que Osinbeltz podría traer consigo un «nuevo modelo»: «Puede resultar también innovador en lo que respecta a la economía y al turismo. Zestoa ofrece galerías de cuevas; y ahora, con la cantera, podemos crear oportunidades para atraer a los turistas a esta zona».
La elección del pueblo
A juicio del arquitecto paisajístico, el proyecto de Osinbeltz puede resultar importante para toda Europa. Ha dicho que él tiene una posición muy clara al respecto; porque, efectivamente, ha realizado «muchos trabajos» en proyectos similares, y piensa que el proyecto de Zestoa puede respetar la naturaleza de manera clara y diáfana.
Aún así, Fink prioriza la «elección, reflexión e información de la ciudadanía». «Es preciso decir a los y a las zestoarras que no son sujetos pasivos, que pueden intervenir de manera importante en su futuro: tienen que implicarse».
El objetivo del experto es «devolver a los ciudadanos la cabeza que les han quitado»: «Tienen que encontrar su voz, escuchando a los demás. Tienen que preguntar, y hablar unos con otros». En caso de que el proyecto de Osinbeltz salga adelante, el invitado del Reino Unido cree que en el mismo se podría trabajar también el tema de la educación.
Voces en contra
Durante los días que ha pasado en Zestoa, Fink se ha dado cuenta de que también hay ciudadanos que están en contra del proyecto de Osinbeltz. Ante ello ha manifestado que ese punto de vista que han adoptado ante lo desconocido es comprensible, y que en procesos tales es normal que surjan dudas.
Aún así, ha destacado que, siendo el reciclaje «necesario», la gente de Zestoa debe ver la cantera como una oportunidad. «Todos los ciudadanos tienen la responsabilidad de clasificar los residuos; y, así, recuperarán un paisaje en la localidad». Además, ha dicho que en el proceso toman parte los mejores ingenieros que existen hoy día en ese ámbito, se trata de ingenieros alemanes.
Fink ha venido al País Vasco con el fin de estar con la ciudadanía. Quería explicar con sus propias palabras a los zestoarras que «el motor está ya en marcha». Él no tiene ninguna duda sobre la viabilidad del proyecto, porque si no lo tuviera «muy claro», no se implicaría.
Fink ha vuelto a su país ilusionado: «El partido ha comenzado, y está en manos de los y las zestoarras hacer un buen juego».