36 aves protegidas fueron abatidas por disparos el pasado año en Euskadi

Una garza común fue abatida a primeros de año por disparos de escopeta en Hernani.

Una garza común fue abatida a primeros de año por disparos de escopeta en Hernani.

Durante la última temporada de caza, Eguzki ha hecho un buen trabajo denunciando los casos de especies protegidas abatidas a tiros. Ligado a ello, el Departamento de Medio Ambiente del Gobierno Vasco ha dado a conocer recientemente que en 2016 ha tenido constancia de 36 casos. Con esta información y las opiniones del abogado de Eguzki como referencia, Diario Vasco ha publicado un amplio reportaje.

La versión electrónica (la de papel es algo más extensa) puede verse aquí:

http://www.diariovasco.com/sociedad/201705/01/aves-protegidas-fueron-abatidas-20170501004400-v.html

De todos modos, la copiamos a continuación.

Fuente: Javier Peñalba/Diario Vasco

Son las perlas de la naturaleza. Gavilanes, garzas, aguiluchos, halcones, cernícalos… Sin ellas, el medio ambiente es como un museo sin obras, como el cofre de un tesoro sin alhajas. No todos, sin embargo, son conscientes del valor que estos animales encierran. Basta con ver las estadísticas y comprobar que solo el pasado año 36 aves protegidas fueron abatidas por disparos en la comunidad autónoma vasca, según datos que han sido facilitados por la consejería de Medio Ambiente del Gobierno Vasco.

Las especies más castigadas han sido garzas reales, busardos ratoneros, cernícalos y el halcón peregrino, toda una joya de las que hay muy pocas parejas. Cuatro individuos de cada una de estas familias de aves murieron tiroteadas en 2016. Además, se abatieron tres gavilanes, otros tantos alcaravanes, torcaces, una garcilla, un buitre leonado, un abejero -de la familia de las rapaces- así como una espátula, otra ave emblemática de los humedales, entre otras.

Y no son actuaciones aisladas. Los ornitólogos guipuzcoanos aún recuerdan la muerte de un ejemplar de águila pescadora que fue víctima hace cuatro años de un ataque en Zumarraga. Más recientemente, hace dos años, fue hallado un halcón peregrino sin vida en la zona de Ormaiztegi.

Pero, ¿quiénes están detrás de estas muertes? Oscar Padura, abogado del colectivo ecologista Eguzki afirma que en su gran mayoría los autores son cazadores que efectúan los disparos desde líneas autorizadas. «Ellos saben perfectamente cuáles son las especies que pueden cazar y las que no. Lo que ignoro son los motivos que les llevan a actuar de esta manera. No es fácil entrar en la mente del cazador», afirma.

Sanciones a cazadores

En 2015, la Diputación de Gipuzkoa incoó dieciocho expedientes sancionadores por cazar especies protegidas en el territorio. Y en la presente temporada, que comenzó en el mes de octubre, el número de aficionados que han sido multados se elevan a 11.

De estos últimos, sin embargo, no todos se abrieron por matar especies protegidas. Las circunstancias que han dado lugar a los procedimientos son diversas. Utilizar munición de postas, cazar fuera del puesto, tener más escopetas que las que establece la normativa, así como capturar becadas sin la preceptiva tarjeta y abatir esta misma especie fuera de la línea de puestos son algunas de ellas.

Fuentes del departamento foral de Medio Rural indican que ninguno de estos expedientes ha sido derivado ante la autoridad judicial. En este sentido, expertos consultados aseguran que, en muchos casos, «la impunidad no hace sino generar más impunidad». Por ello, son de la opinión que cada caso debe ser investigado con mayor exhaustividad.

Oscar Padura sostiene que el mayor número de infracciones se produce durante la temporada de caza. «En estos periodos se suele registrar un incremento exponencial de los ingresos en los centros de recuperación. Esto, sin embargo, no quita para que fuera de la época de caza también se produzcan ingresos. La temporada, por ejemplo, ya ha finalizado pero hemos tenido conocimiento de que hace un par de días una gaviota patiamarilla fue tiroteada», explica el abogado.

Cables de alta tensión

Aun cuando la actuación ilegal de un número de cazadores termina por incriminar al conjunto del colectivo, otras muertes tienen su origen en diversas circunstancias, como atropellos o incluso impactos contra los tendidos eléctricos. La última águila pescadora murió electrocutada en la reserva de Urdaibai.

El experto de Eguzki cree que este tipo de accidentes se pueden evitar. «Hoy en día hay soluciones técnicas que impiden la electrocución de las aves. Otra cosa es que por cuestiones económicas, las compañías las acometan o no».

En este sentido argumenta que «si está prohibido disparar a un ave, se debería igualmente hacer todo los posible para impedir que pudiera electrocutarse. Puede que la solución resulte costosa, pero son cuestiones que hay que cometer». Y cree que en aquellos puntos negros, donde fallece un mayor número de aves por impacto contra las redes eléctricas, las conducciones deberían aislarse al objeto de que cuando se posen o colisionen no terminen electrocutadas. Para ello, lógicamente, los tendidos deberían ser modificados.