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• Por una conexsión peatonal segura entre Lasarte-Oria y Usurbil

  2018-03-22
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  Usurbil es un municipio atravesado de parte a parte por las vías de Eusko Tren y la N-634, lo que provoca la existencia de numerosos cruces peligrosos para los peatones, y prueba de ello son los accidenetes que se han registrado en los últimos años. Así las cosas, los usurbildarras han puesto en marcha la camapaña “Puntu bltzk ez”, para demandar soluciones al Gobierno Vasco y la Diputación.

  Todos y cada uno de los puntos negros identificados son importantes, lógicamente, pero hay uno en particular, el de Troia, cuya solución beneficiaría tanto a los lasarteoriatarras como a los propios usurbildarras, porque permitiría garantizar de una vez por todas una conexión peatonal segura entre ambos municipios. Y es que, aunque a cualquiera que observe la situación “desde fuera” le resulte sorprendente, en la actualidad no existe una conexión peatonal (y ciclista) normal entre Lasarte y Usurbil.

  

  El peligroso paso de Troia, llegando desde Lasarte.

  Para ir a pie de Lasarte a Usurbil hay básicamente dos caminos: uno, a través de Zubieta y Santu-Enea; el otro, a través de Txikierdi y Troia. El primero, en principio más seguro, recorre una distancia de aproximadamente 5,5 kilómetros (medidos desde la plaza de Okendo a la plaza de Usurbil). El segundo, unos 3,5 kilómetros. Este es, sin duda, el más lógico para ir desde Lasarte o desde el casco de Zubieta a Usurbil. Sin embargo, a la altura del pequeño barrio de Troia se vuelve tan peligroso que resulta disuasorio. Porque el peatón que llega a Troia, primero, ha de atravesar las vías del tren y, hecho esto, se queda en el mismo borde de la N-634, desprovista de acera. A partir de ahí, tiene  dos alternativas: o sigue por el borde de la carretera, lo que es peligrosísimo, porque ni siquiera existe un arcén propiamente dicho; o cruza la carretera y, cuesta arriba, se dirige a Kale-Zahar y, de ahí, a Usurbil. En los últimos años se han producido en Troia graves accidentes (el último, en octubre, acabó con la vida a Manuel Díaz) y numerosas escapadas.

  No nos cansaremos de repetirlo: esto no es normal y es asombroso (y vergonzoso) que hayan podido pasar tantos años sin que se haya garantizado una conexión peatonal cómoda y sobre todo segura entre Lasarte-Oria y Usurbil.

  ¿Hay solución? Por supuesto. De hecho, el año pasado, el Ayuntamiento de Usurbil, Eusko Tren y la Diputación trabajaron sobre un proyecto de paso elevado que permitiría salvar las vías y la carretera. Contaría con una especie de pasarela peatonal, construida entre las vías y la carretera, que permitiría llegar a los peatones de forma segura hasta el polígono de Ugaldea. De ahí al casco de Usurbil no queda ya más que un salto.

  

  Boceto del proyecto para evitar el peligroso cruce de Troia.

  Entonces, ¿dónde está el problea? En la pasta, cómo no. Parece que, mientras Eusko Tren está dispuesto a aportar su parte, la Diputación no. Esto también es algo que no nos cansaremos de repetir: es vergonzoso que para algunos proyectos, con la excusa de que son “estratégicos”, no haya límites presupuestarios; para otros, en cambio, aunque respondan a necesitades tan básicas como este de Troia, las instituciones se comportan de una manera mezquina, no solo difícil de entender, sino, por lo visto, difícil incluso de explicar.

  Así las cosas, está claro que también en Troia va a hacer falta empujar. Y a los lasarteoriatarras les conviene empujar tanto como a los usurbildarras.

  EGUZKI

  

  Una mujer atraviesa las vías, en dirección a la N-636, en primer plano. Tras ella aparece un ciclista.

  

  La mujer espera en el borde de la carretera; el ciclista atraviesa las vías.

  

  La mujer y el ciclista esperan su oportunidad para atravesar la calzada.

  

  El ciclista se decide.

  

  La mujer prefiere esperar una oportunidad más clara.

  

  Cuando la ve, pasa a la carrera, por si acaso.

  
  

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