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  • También calentando las terrazas contribuimos al calentamiento global

    2020-01-10
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    terraza-calefactores[1]Eguzki volverá a solicitar al Ayuntamiento de Donostia que no otorgue licencias para instalar calefactores en las terrazas de bares y restaurantes por su alto consumo energético y por la contaminación que generan. En realidad, se trata de una solicitud que ya hicimos hace casi una década, en 2011, y que el Ayuntamiento aseguró entonces que estaba estudiando, aunque nunca más se supo.

    Sin duda la conciencia de que nos encontramos verdaderamente ante una situación de emergencia climática ha hecho que la cuestión vuelva a estar sobre el tapete en numerosas localidades. Precisamente estos días, medios y redes sociales se hacen eco de la decisión del Ayuntamiento de Rennes de prohibir este tipo de calefactores. “Con el desafío ecológico que afrontamos, tenemos que ser ejemplares en el espacio público”, ha declarado al respecto el teniente de alcalde de la capital bretona, Marc Hervé. Y ha añadido: “Si nadie pone la calefacción en el exterior de su casa, ¿por qué hacerlo en el espacio público?”.

    Rennes es la primera gran ciudad del Estado francés en tomar esta decisión, pero Grenoble, Burdeos y Angers estudian hacerlo. Incluso París, que ya hace años tomó algunas medidas restrictivas, parece estar por la labor.

    ¿Y en Donostia? En Donostia, el Ayuntamiento también “estudia” el asunto. En realidad, lleva haciéndolo… ¡casi diez años! Efectivamente, en la primavera de 2011, Eguzki propuso que los calefactores instalados en la vía pública al aire libre fueran retirados y que no se concedieran más permisos para los mismos. Por razones ambientales (además de por evitar el riesgo que este tipo de instalaciones pueden representar en determinadas circunstancias). Era –y sigue siendo– una cuestión de coherencia. El Ayuntamiento, por aquel entonces, elaboraba el Plan de Acción de Energía Sostenible, con el fin de reducir y optimizar el consumo energético en el municipio. En aquel contexto –como en el actual–, era un sinsentido autorizar instalaciones proporcionalmente consumidoras de mucha energía y muy contaminantes para calentar… ¡espacios abiertos!

    También por aquel entonces, el Ayuntamiento mantenía reuniones con el gremio de hostelería para mitigar, a través de las terrazas, el impacto de la Ley Antitabaco. Al término de una de aquellas reuniones, Enrique Ramos, entonces concejal de Desarrollo Económico, hoy de Ecología (1), declaró que el Ayuntamiento, en principio, no iba a prohibir los calefactores (la mayoría del modelo seta, alimentados con gas), pero que estudiaba sustituirlos por otros más sostenibles que no utilizasen combustibles fósiles. Aseguraba que los propios hosteleros estaban en ello: “Se ha hablado incluso de un tipo de sombrilla que cuenta con microplacas solares que permiten además almacenar calor”. En todo caso, estábamos en primavera, el frío había quedado atrás, y advertía que la cuestión se retomaría en otoño. Este es el resumen que la agencia Europa Press hizo de aquellas declaraciones:

    https://www.europapress.es/euskadi/noticia-ayuntamiento-san-sebastian-estudia-sustituir-calefacciones-seta-sistema-mas-sostenible-20110407143122.html

    Y este el titular que Diario Vasco dedicó a aquella noticia:

    berogailuak_DVEn otoño no se retomó nada y, en diciembre de aquel mismo 2011, con ocasión de que la cuestión de las terrazas iba a abordarse en el pleno municipal, Eguzki insistió. Lo hizo en estos términos: “Si el gobierno municipal pretende compensar a la hostelería de los perjuicios que le haya podido suponer la Ley Antitabaco o considera que debe echarle una mano para ayudarle a capear la crisis, deberá recurrir a otros mecanismos, pero no puede hacer la vista gorda ante unas instalaciones que, como los calefactores, son un despilfarro de energía y perjudican el medio ambiente”. Fue en balde.

    ¿Pero tanto contaminan? La consultoría especializada en transición energética Carbone 4 ha facilitado un dato al respecto que está circulando profusamente estos días: una terraza equipada con cuatro calefactores de butano que funcionen 8 horas por jornada produce tantas emisiones como un automóvil que recorra 350 kilómetros. Es decir, sí, proporcionalmente, consumen mucha energía y contaminan lo suyo.

    ¿Y si los calefactores son eléctricos? Estamos un poco en las mismas, porque la única energía que no contamina es la que no se consume, sobre todo si es para calentar el aire libre. En todo-todo caso, habría que garantizar que esas estufas eléctricas utilizaran energía certificada procedente de fuentes renovables.

    ¿Y si el Ayuntamiento cobrase una “tasa ecológica” a los establecimientos usuarios de este tipo de instalaciones? No le deis ideas de este tipo, porque no se trata de que recaude más, sino de no consumir energía en balde y no contaminar.

    ¿Que suprimir los calefactores de las terrazas podría implicar el cambio de hábitos de algunos clientes? Seguro. No es razonable pensar que el combate e incluso la mera adaptación al cambio climático no vaya a requerir que modifiquemos algunos de nuestros hábitos cotidianos. Pero los cambios de hábitos se producen por muchas razones y no tienen por qué ser necesariamente para mal. ¿Acaso este fenómeno de las terrazas calefactadas no está ligado a la entrada en vigor de la Ley Antitabaco?

    Bueno, ya sabemos que los calefactores consumen mucha energía y contaminan lo suyo. Ahora bien, ¿que son un poco el chocolate del loro del consumo energético global y que hay fuentes de contaminación mucho más relevantes? Sin duda. Pero si el Ayuntamiento en este tema no quiere jugar a grande (por poner un ejemplo, se niega a implementar una recogida selectiva de basuras eficaz) y tampoco a pequeña (siquiera con fines didácticos, reduciendo la iluminación navideña o prohibiendo los calefactores en las terrazas), ¿a qué viene estar hablando todo el rato de sostenibilidad y economía circular? ¿Para qué tanto Plan Acción Klima DSS 2050? ¿A qué viene el “gesto” de apagar durante una hora las luces el 22 de abril, Día del Planeta? ¿Para concienciar a los ciudadanos… de lo que no hace el Ayuntamiento? ¿Para qué viaja el alcalde a la COP25? ¿Solo para decirnos también desde Madrid que está muy preocupado por la emergencia climática y tal? Incluso la propaganda debe ir acompañada de vez en cuando de alguna medida que la haga verosímil. Todo no puede ser siempre postureo y solo postureo, ¿no?

    EGUZKI, enero de 2020

    1. Enrique Ramos, que entonces era concejal de Desarrollo Económico, fue durante esta pasada legislatura concejal de Urbanismo Sostenible y, como tal, tuvo una actuación nefasta en Belartza Goikoa, donde permitió que se abrieran pistas y se depositaran de forma illegal toneladas y toneladas de piedra, y en Lourdes Txiki, donde se taló un robledal protegido. Con estos antecedentes sobre su sensibilidad ambiental, en esta legislatura ha sido nombrado concejal de Ecología, lo que ha sido considerado por Eguzki y Haritzalde como una tomadura de pelo y les ha llevado a abandoner el Consejo Sectorial de Medio Ambiente por lo menos hasta que no enmiende esos dos desaguisados.


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