Derecho colectivo al cuidado de la tierra.Todas a la huelga general feminista!

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Infraestructuras grandes y desarrollistas como el tren de alta velocidad que se nos está imponiendo como referente imprescindible de desarrollo, bienestar y modernidad, o más recientemente como elemento para afrontar los retos climáticos, necesitan de abundante dinero para su planificación, construcción, mantenimiento, subsanación de déficit y pago de sobrecostes. Semejante fortuna se obtiene infravalorando y exprimiendo otros ámbitos (servicios sociales, sector primario, educación, cultura…), vendiendo y destruyendo el patrimonio natural, explotando bienes y personas de países en situaciones más vulnerables en un mundo organizado en desequilibrio injusto, haciéndoles migrar, dominándoles, exprimiendo a quienes directamente están trabajando en su construcción o adquiriéndolo de fondos post-covid europeos dotados de dinero público que no sabemos a cambio de qué se han recibido. Es decir, desde ámbitos más directamente o transversalmente relacionados con los cuidados.

Aunque los cuidados son esenciales, ya que todas las personas necesitamos cuidados y precisamos participar en ellos, los datos demuestran amplia y claramente que, en este tema, que es columna vertebral para mantener la vida, priman la falta de reconocimiento, la invisibilidad, la imposibilidad de elegir, la marcada precariedad y el abuso, entre otros. Esta tarea que se ha cargado como obligación a lo largo de siglos sobre las mujeres, en general, aún hoy se cubre principalmente a costa de los colectivos más vulnerables, sobre todo, sobre las mujeres inmigrantes y racializadas. Y esta realidad no sólo implica el cuidado entre las personas, sino también el cuidado hacia el resto de los seres vivos y el entorno que nos rodea, así como el cuidado hacia quien cuida de ello. En el modelo de sociedad actual, tanto aquí como en resto del mundo, estos cuidados y estas personas que cuidan del entorno son hostigadas, incluso asesinadas dependiendo de donde, cuando ponen en jaque los planes de sustraer beneficios económicos continuamente y a toda costa. Por ello, nos parece fundamental, por un lado, mostrar la relación entre el tren de alta velocidad, símbolo de un modelo de sociedad, y otras infraestructuras, modo de vida y decisiones que la acompañan, y por otro, la falta de voluntad expresa para que todas las personas tengamos unas condiciones de vida dignas y se satisfagan las necesidades de todas las personas sin explotar a nadie. Porque lo que se roba por un lado alimenta al otro.

Por ello queremos agradecer al movimiento feminista de Euskal Herria el poner las vidas de tod@s en el centro como eje y en relación con ello, nos queremos sumar a la huelga feminista general que ha convocado el 30 de noviembre en favor del derecho colectivo a los cuidados, destacando el derecho colectivo al cuidado de la Tierra.

A favor del derecho colectivo al cuidado de la Tierra, sigamos luchando en contra del TAV e infraestructuras similares!