Albistea

  • Movilidad (in)sostenible en Euskadi

    2010-02-17
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    La semana pasada se publicó en la versión digital del diario Noticias de Álava un titular sobre una macroencuesta realizada por la dirección de tráfico, que demuestra que los ciudadanos de la CAV apuestan por el vehículo privado como medio de transporte para sus desplazamientos más habituales.

    atasco

    Asegura este estudio que el 38% de la población utiliza el coche como medio de transporte principal, exactamente igual que en el 2003. Además ha aumentado el porcentaje de los conductores de turismo que viajan solos, llegando al 56% de los desplazamientos.
    Estos datos demuestran que no evolucionamos hacia la movilidad sostenible que tanto nos venden desde las administraciones. La postura de la comodidad cada vez está más extendida en nuestra sociedad. Parece que nos resulta más cómodo desplazarnos en coche, incluso a las ciudades donde perdemos mucho tiempo en aparcar, ¡y encima nos quejamos!
    Tenemos un concepto erróneo de lo que es comodidad y aprovechamiento del tiempo. Cogemos el coche para desplazarnos a ciudades donde el aparcamiento está imposible y el tráfico todavía peor, y nos juramos que la próxima vez iremos en transporte público. Pero no lo hacemos, por cualquier excusa que encontramos, bien sea por no esperar al autobús, porque llueve o simplemente porque el transporte público no nos lleva a la puerta de donde queremos ir.
    Estoy convencido que las administraciones públicas debieran de hacer muchísimo más para fomentar la movilidad sostenible, tomando medidas como  una gestión más eficiente del transporte público (y con más inversión pública), la penalización del vehículo privado, el fomento del transporte sostenible como la bicicleta o la mejora de la accesibilidad. Pero de lo que estoy aún más convencido es que nos falta concienciación.
    El transporte público nos parece caro, pero mucho más caro es el coche, sobre todo si no lo compartimos. Deberíamos  pararnos a calcular el dinero que nos dejamos en un coche a lo largo de su vida útil, entre el precio del vehículo, gasolina, peajes, averías, repuestos, revisiones, parkings, plazas de garaje…me parece que nos llevaríamos un verdadero susto.
    Respecto al aprovechamiento del tiempo, creemos que el coche nos ahorra este bien cada día más escaso. Calculemos también el tiempo que nos lleva el desplazamiento en coche, el aparcar, el tráfico…posiblemente algo menos que el transporte público, siempre según las combinaciones de horarios y coberturas de éste, y teniendo en cuenta además las preferencias que tienen taxis y autobuses (en algunas ciudades) en carriles exclusivos, direcciones prohibidas para el resto de vehículos etc. Pero lo que no aprovechamos es la posibilidad que nos ofrece el no conducir para realizar actividades como estudiar, leer, escribir…siempre que no suframos de mareos claro está.
    También he mencionado la comodidad. A nadie le gusta ir agobiado por la cantidad de gente en el metro, mojarse en las paradas de autobús sin marquesina (si, todavía las hay), ir de pie durante mucho tiempo o tener que soportar los olores corporales o conversaciones insulsas de los que están pegados a ti. Soy de los que opina que hay que hacer una gran inversión en comodidad y adaptabilidad de todo el transporte público, así como de realizar un estudio exhaustivo de optimización de rutas y frecuencias. Hay comarcas que apenas tienen conectividad en transporte público, a pesar de tener un flujo diario muy importante. Por cercanía me choca el caso de la mala comunicación de mi localidad, Galdakao, con la comarca del Txorierri, donde estudian y trabajan gran parte de los ciudadanos, que en vehículo privado apenas tardan 15-20 minutos y en transporte público tardarían bastante más de una hora, por la mala combinación existente.
    El transporte público muchas veces es deficitario, y lo sabemos, por eso se debe financiar en parte con dinero público. Si fuera rentable económicamente estaría mucho más extendido. Quizás algún día consigamos ser tan eficientes que sea rentable sin tener que incrementar el precio del billete. A lo mejor entonces podamos hablar de movilidad sostenible.
    Ya se están haciendo “cositas” en nuestro entorno para mejorar la movilidad sostenible, como imitar actuaciones de algunas ciudades europeas que ponen verdaderas trabas al uso del coche dentro de las ciudades, estaciones intermodales, carriles bici, peatonalización de calles, aparcamientos disuasorios, iniciativas para compartir coche…
    En cambio se están haciendo graves pasos atrás en esta materia, como más carreteras (que atraerán más coches, fragmentan ecosistemas, cuestan muchísimo dinero…) y sobre todo el Tren de Alta Velocidad, transporte claramente insostenible para las características de nuestro territorio.
    Como siempre habrá gente que piense que todo esto es demagogia. No se confundan, es tan sólo una opinión, acertada o no, pero siempre vista desde los intereses de la sostenibilidad. Demagogia es defender el modelo de cada uno con su coche, y pensar que de esta forma se contribuye a la independencia y bienestar personal. Quizás debiéramos dejar de lado este punto de vista egoísta, y pensar un poco en el bienestar colectivo. La sociedad no quiere rodearse de ruidos, ni respirar el aire de los tubos de escape.
    ¿Acabaremos ahogándonos en nuestros propios humos?Mikel Sánchez Balciscueta (Pensamiento sostenible)

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