Cada año vertemos al mar más de ocho millones de toneladas de plástico. La concentración de este material en los océanos está creciendo a un ritmo tan elevado y de manera tan generalizada, que está dando lugar a la formación de grandes concentraciones de residuos flotantes. Unas auténticas “islas de las basuras” que, con una superficie actual de casi dieciocho millones de kilómetros cuadrados, equivalen a la extensión de toda Europa y Australia juntas.                                                                                                                  Por eso, nuestras playas están empezando a verse invadidas por uno de los residuos que, desde hace apenas unos meses, están siendo abandonados de forma masiva aquí y  en todo el mundo. Nos referimos a los dos materiales que forman el equipo de protección individual (EPI) frente a la Covid-19: las mascarillas y los guantes.                                                                                                                                                         Además de ser un problema medioambiental difícil de evaluar dada su elevada magnitud, y de contribuir de manera inmensa a agravar el ya de por si serio problema del plástico en los océanos, el abandono de guantes y mascarillas puede convertirse en un foco de contagio para las personas y para los ecosistemas terrestres y marinos. Hagamos una gestión responsable de éstos como residuo, echándolos al contenedor gris (rechazo).                                                                                                                                                                                Situaciones dramáticas como la de esta pandemia no pueden ser excusa para renunciar a nuestra obligación de seguir defendiendo al planeta de la plaga de los residuos.                                                                   La solución a este serio problema medioambiental no es fácil. Estamos hablando de unos materiales de uso imprescindible por cuestiones de salud pública y de seguridad personal, a los que ni podemos ni debemos renunciar.                                                                                                                                                                    Desde el grupo ecologista Eguzki hacemos un llamamiento a consumidores y usuarios a que utilicen el material de protección adecuado, teniendo en cuenta las siguientes indicaciones:                                               – Procurar alargar la vida de estos materiales en la medida que sea posible y seguro hacerlo, tal y como recomiendan las autoridades sanitarias, procurando comprar los que están elaborados con materiales biodegradables, prácticamente inexistentes, o con filtros recambiables.                                                                  – Limitarse a utilizar los guantes solo en momentos puntuales. Según la OMS, no por ponerse de continuo los guantes vienen a dar más seguridad.                                                                                                                             – Priorizar el uso de mascarillas reutilizables. Teniendo en cuenta que en la mayoría de los casos se deben tener al horno a 70ºdurante media hora.                                                                                                                   También queremos dar un toque de atención a los responsables municipales, para que tomen las medidas necesarias con el fin de evitar que estos y otros residuos, vayan a ir a parar desde nuestras calles a los ríos y de ahí a nuestras costas.                                                                                                                                                              No dejes que tus guantes maten. Abre los ojos, el mar es un ecosistema muy frágil que nos estamos cargando. Con estos actos somos más pandemia que aquella contra la que ahora luchamos.

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Anerreka, Zubieta Lantzen y Eguzki han denunciado conjuntamente ante la Fiscalía de Medio Ambiente de Gipuzkoa el vertido del complejo de la incineradora que arrasó la regata Arkaitzerreka, en los términos municipales de Donostia y Usurbil, causando gran mortandad de peces.

Las asociaciones citadas solicitan a la Fiscalía que inicie de oficio una investigación, por entender que el vertido puede ser constitutivo de un delito contra los recursos naturales y el medio ambiente. Al respecto, el artículo 325 del Código Penal incluye específicamente, entre este tipo de delitos, los vertidos ilegales que causen o puedan causar daños sustanciales a la calidad de las aguas o a animales o plantas.

Arkaitzerreka quedó arrasada. Además, una de las especies piscícolas más claramente afectadas fue la anguila (Anguilla anguilla), que, por hallarse fuera de los límites biológicos de seguridad, está amparada en todo el ámbito de la Unión Europea por el Reglamento (CE) 1100/2007 del Consejo, de 18 de septiembre de 2007, y que desde 2009 está incluida en el Anexo II del Convenio CITES sobre el comercio internacional de especies amenazadas. Por tanto, las asociaciones denunciantes creen que hay motivos para pensar que efectivamente se produjeron daños “sustanciales” y piden a la Fiscalía que investigue si hay delito.

Por otra parte, Anerreka, Zubieta Lantzen y Eguzki quieren dejar bien sentados ante la opinión pública algunos hechos:

-El vertido fue denunciado por particulares el 9 de mayo, tras constatar la existencia de numerosos peces muertos en el cauce.

-El día 10, GHK, responsable del complejo, negó rotundamente a través de un comunicado que pudiera tener algo que ver con el vertido.

-Solo el día 14, ante la evidencia de los hechos, GHK admitió que, efectivamente, el vertido procedía del complejo. Eso sí, en un intento de transferir la responsabilidad a terceros, lo achacaba a “un derrame de amoniaco durante la descarga de una cisterna que estaba llevando a cabo un suministrador externo”. Incluso, de alguna manera, pretendía situarse en el lado de los denunciantes, asegurando que ya le había abierto expediente a la empresa concesionaria de la incineradora.

-Si hemos de creer a GHK, ese derrame se habría producido el 7 de mayo. Pero GHK no informó entonces de los hechos, como era su obligación, lo que hubiera permitido quizá tomar alguna medida paliativa. La existencia del vertido solo trascendió el día 9, cuando personas que pasaban por la zona vieron los peces muertos. Si esas personas no lo hubieran denunciado, aquí no se entera ni Dios, como no nos hemos enterado de otros vertidos que, por lo visto, según puede inferirse del comunicado “negacionista” que GHK difundió el día 10, han existido: “En ocasiones anteriores en las que se produjeron situaciones similares, la investigación realizada confirmó que la procedencia de los vertidos era ajena a las instalaciones”. ¿Qué ocasiones anteriores?, ¿qué situaciones similares?, ¿qué investigación? Quizá, simplemente, en esas “ocasiones anteriores”, tuvieron la suerte de que no hubiese personas que se percatasen de lo sucedido, cosa que sí sucedió el 9 de mayo.

-Nosotros estamos convencidos de que existe una voluntad deliberada por parte de GHK de ocultar este tipo de sucesos. Ahora bien, incluso quien no opine como nosotros tendrá que reconocer que esto tiene poco que ver con la incineradora inmaculada que nos vendieron, donde las emisiones contaminantes estaban bajo estricto control. No será tan estricto cuando –insistimos, si hemos de creerles–, les ha costado la friolera de una semana enterarse de que el día 7 se produjo un “derrame” y, de no haber mediado una denuncia pública, probablemente no lo hubieran hecho nunca (y desde luego no nos lo habrían contado).

 Anerreka Ingurumen Elkartea

Zubieta Lantzen Kultur eta Kirol Elkartea

Eguzki Talde Ekologista